Monday, June 23, 2008

Persépolis

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País de origen: FR (2007)

Duración: 95 minutos

¿Qué tan sencillo es enterarte de una proyección cuando solo la estrenan en 4 salas en todo el país y no recibe medio ápice de publicidad, incluyendo las marquesinas o carteles fuera de las salas? Una sintonización aparentemente accidental en una estación de radio permitió enterarme que la nominada al Oscar a mejor Película Animada en el 2007, “Persépolis”, por fin iba a estrenarse en salas mexicanas.

Persépolis se publico originalmente como una novela gráfica en Francia. Su trama atractiva y su diversidad de mensajes la llevo a convertirse en un largometraje. Nos cuenta la historia de Marjane, desde sus años como niña idealista en Teherán hasta su eventual retiro en París como adulto joven. En este trayecto vive los cambios provocados por acontecimientos terribles: la guerra, el traspaso de poder, ah sí, la adolescencia. Temiendo por su seguridad, sus padres la envían a Austria asumiendo que estaría mucho mejor ¡Ah! La bella Europa, hermosa para visitar, pero vivir ahí, una niña sola, sin guía de los padres, es un boleto completamente distinto. Con todo y la “ventaja” de una libertad absoluta, termina decidiendo regresar al hogar “¿Viena increíble? Ahí a nadie le importa si te estás muriendo en la calle” Llega a contestarle a sus amigas cuando la envidian por su experiencia.

Blanco y negro, con tipo de animación de 16 cuadros por segundo y hablada en francés, jamás hubiese esperado yo que fuese objeto de una saturación de salas en su primer fin de semana, pero al menos algún mensaje por correo electrónico por parte de Cinemex o Cinepolis hubiese sido un buen detalle (que de algo sirva tener sus membrecías pateticoides y estar suscrito a sus programas de ‘cliente especial’). Para haber asistido a 10 días de su estreno, entre semana a la segunda función (un horario no muy socorrido), la sala estaba a un 10% de su capacidad, lo cual ya en sí fue alentador.

Es una de esas películas de las que uno sale sin poder evitar reflexionar todo el camino de regreso, sin importar dónde tal lugar estuviera. Eso la coloca en esa categoría de películas que vale la pena tan solo para darse cuenta dónde estas ideas van a parar.

¿Conocen el fenómeno del mexicano visto por todo el mundo como una criatura acurrucada, envuelta en un jorongo, cubierto por un gran sobrero, recargado en… un cacto? Para todos nosotros esto causa un efecto, ya sea de repulsión visceral o de burla ante la ignorancia. ¿Qué tanto podríamos juzgar esta reacción en un iraní si cuando nos mencionan este país pensamos en el árabe en camello o el terrorista barbado? Una vista hacia la sociedad media-alta de Irán nos puede dar una sorpresa al mostrarnos un espejo al que podemos vernos de una manera más consistente que otro proyectando la sociedad estadounidense a la que tanto queremos parecernos. El contraste de esto contra un vistazo a la decadencia en la juventud europea (quizá un poco más familiar) completa la experiencia.

Mi trabajo de tesis para la Maestría en Antropología Filosófica tiene como concepto central la idea de que el cine es utilizado como medio para influenciar a las masas hacia cierta forma de pensamiento. ¿Extraño? ¡No! Esto pasa en cada momento en prácticamente todos los medios. La diferencia es que en el cine, donde la gente suele ir a divertirse, esto tiene que hacerse de una forma mucho más sutil. Normalmente esto se aplica en películas con una proyección de alcance que las clasifica en la categoría de Block Busters. Alguien podría pensar que este es el mismo caso de Percépolis, pues su mensaje tiene líneas con una evidente dirección. Bueno, considerando el tipo de audiencia para el cual está dirigida esta historia, más bien diría que es tendenciosa. Tengo todo un conflicto con acusar una película de tendenciosa. Para que una historia mantenga el interés de los asistentes, hay que darles algo. La especulación y el sospechosismo son grandes elementos para hacerlo. En este caso creo que las posibles denuncias son claras y no se abusa de ellas: es claro que el Reino Unido se aprovechó de Irán durante varios años, que EEUU fue el foco en el caso Irán Contra y que el ambiente de la juventud austriaca, por no generalizar a toda la Europa Occidental, sufrió a finales del XX una transformación con tendencia hacia la decadencia de valores sociales. Mi recomendación sería incluso utilizar este film como herramienta de educación para la concientización social, acompañada de una buena probada de bagaje histórico.

No tiene final feliz. No tiene final. Es solo un pasaje en la vida de una muchacha que declara lo difícil que puede ser la vida de alguien que puede ser envidiado por otros ojos, ya que no la ha visto con estos. Quizá es el detalle que más disfruté.

Si aun no la han quitado, háganse un favor y dense una vuelta por alguna de estas salas. Para la escasa hora que dura, la experiencia bien vale la pena. Cuídense mucho y nos vemos en el cine.


“El miedo inhibe la conciencia.”

La abuela

Persépolis


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